Terrorismo Textil

El título lo he copiado de una carta enviada por Clara Herrera Tejada al diario 20 minutos. Clara, es una chica con talla 42, y al entrar en una tienda, la dependienta, un tanto asombrada, le dice que allí, no se fabrican esas tallas.

Tener ropa, un producto de primera necesidad, puede llegar a convertirse para muchas personas en un camino lleno de dificultades y vejaciones. Es casi igual o peor que buscar vivienda. Al fin y al cabo, una prenda no cuesta 50 millones. La intersección en ambos contextos es que llevas el NO por delante. Al fin y al cabo, es lo que hemos construido; una sociedad de corte. Si tienes un poco de miopía, no puedes presentarte a la policía nacional, si eres homosexual, la iglesia, institución subvencionada por el estado, te rechaza, y si tienes una 42, pues no puedes comprar ropa. Ni que decir tiene la respuesta que obtendría un sudamericano, un chico de color al pretender entrar en una discoteca en cualquier ciudad española.

Las multinacionales pueden presumir de dicho calificativo porque todos, de alguna forma, las hemos hecho multinacionales. ¿ Quién puede decir que nunca ha tomado una Coca-Cola ? La responsabilidad como consumidores, creo, debe pasar por evitar injusticias como éstas. Por ejemplo, si al entrar en un bar me dicen que no me sirven por ser rubio, no entraría más en ese lugar. El problema está, en que hay muchas personas que no tendríamos más remedio que teñirnos el pelo de castaño si en lugar de tratarse del bar de la esquina, se tratara de una multinacional hermana del monopolio. Clara lo tiene claro, tanto como otras, pero seguro que muchas chicas en su misma situación adelgazarán para poder comprar ropa en aquella multinacional textil, pues al fin y al cabo, hay que reconocer, estamos sometidos. A muy seguro, nuestra sucia sociedad tenga anorexia en su valores.