Declaración de intenciones

Recuerdo aquella época de mi vida como momentos buenos ( ya sabemos, los malos, no duran un momento ). Aquella excursión a Cádiz, sentado en el tren, me dieron a escuchar a un tipo, que para mí, no era más que un cantante para niñas quinceañeras. Y claro, yo era niño, y no tenía quince, sino diecisiete. Cuando aquella chica que viaja justo en el asiento de al lado me puso el auricular del walkman en la oreja, indirectamente, sin ella saberlo, cambió parte de mi vida. Aquel sonido de aquella cinta magnética, copia de la copia de la copa de la .... cinta original era francamente malo. El ruido de fondo hacía prácticamente imposible oír la voz de aquel cantante. Aún así, me encantó. Era la voz de un joven Alejandro Sanz, una voz fina y aguda que transmitía serenidad y sinceridad en sus letras. El disco en concreto era Alejandro Sanz 3, y la canción que justo sonaba en aquél momento, Mi soledad y yo.

Desde entonces, puedo decir que cada disco que él sacó al mercado marcó una época de mi vida, y ahora, muchos años después, cada vez que los escucho, afloran en mi mente recuerdos de tiempos pasados. Es lo que se llama la magia de la música. Cada disco que Alejandro Sanz sacaba al mercado, me lo regalaban o me lo compraba, pues yo a mi mismo me decía, total, para un cantante que me gusta. Todos los discos originales.

El otro día, navegando por el 20minutos, vi la noticia que anunciaba el "nuevo disco de Alejandro Sanz el 25 de Septiembre". Fue entonces cuando pensé que este tipo ya tenía suficiente dinero para vivir, y se me ocurrió lo que a continuación voy a anunciar. El dinero que cueste el nuevo disco de Alejandro Sanz ( seguro que bastante ), lo voy a donar a cualquier ONG. Y yo, si quiero escucharlo, me lo descargaré de internet. Creo que es justo.

Quizás, pienso, todos deberíamos hacer lo mismo. Por su ansia opulenta, se debería cumplir lo que dijo en 2003, al menos, cumplirse para él.